Hoy comienzan en Sevilla simultáneamente las jornadas Planeta humano.Planeta urbano, organizadas por el Aula de Sostenibilidad de la UNIA y Del Urbanismo a la ciudadanía, organizadas por la Consejería y Fomento de la Junta de Andalucía.
En ambas convocatorias las instituciones públicas reclaman un nuevo diseño de las actuales ciudades y plantean la necesidad de nuevas formas de gobierno para sus gestión democrática.
Toda esta retórica se inscribe en una ciudad que tiene casi 50.000 viviendas cerradas a cal y canto, a las que se pueden sumar otras 80.000 en la provincia, en un país que cuenta con mas de tres millones vacías. Muchas de ellas son propiedad directa de entidades bancarias o inmobiliarias, relacionadas con las primeras.
Mientras las instituciones nos entretenemos con la demagogia teórica, l*s ciudadanos reclaman su derecho a la vivienda ocupando algunos de esos desocupados bloques de viviendas. Ante la pasividad de los poderes públicos ellas ejercen su derecho a la ciudad.
En esta ciudad que reclama con urgencia un cambio radical de políticas urbanísticas, cualquiera puede encontrarse con paradojas vergonzosas que hablan a gritos de las profundas contradicciones en las que se mueve la política institucional.
En la misma calle donde yo vivo, unos portales más allá se encuentra este enorme solar de la Caixa que permanece en ruinas desde hace años a la espera de que, de nuevo la especulación permita capitalizar en beneficio de unos pocos, aquello que nos pertenece a todos: la ciudad. Como este espacio de mas de 10.000 metros cuadrados hay muchos.
Desde la terraza de mi casa, por encima de ese solar «intencionadamente arruinado» se vislumbra, a lo lejos, el enésimo rascacielos de Pelli que, aunque parezca mentira, lo está construyendo la misma Caixa para mayor gloria de su orgulloso poder. Es decir, la configuración y gestión de los espacios en los que trabajamos, vivimos y amamos se ha dejado en manos de los intereses privados de un mercado profundamente especulador y antidemocrático, de modo que decisiones que nos afectan a todos l*s ciudadanos quedan condicionadas por intereses privados.
En definitiva, es la constatación de la sumisión de la política a los intereses privados del capital depredador que destruye la ciudad y la primacía de la racionalidad neoliberal sobre la racionalidad democrática.
Reblogueó esto en Conurbano Noticias.